Hubiera preferido que toda esa gente (y hasa algunxs conocidxs) apuesten por la autonomia, pero no lo hicieron. Quizás el miedo pudo más, o quizás la vieja costumbre de aceptar ser gobernadx.
Sí, me refiero a toda esa gente que sé que a pesar de ser de izquierda no están pensando en ocupar algún cargo estatal o privado, la sudan en sus respectivas comunidades y en otras cuando se trata de apoyarse mutuamente ante alguna represión o cuando hay algún evento de amistad y de compartir conocimientos.
No me refiero a que dentro de la izquierda están para ocupar un cargo estatal o privado, de esas personas prefiero no hablar porque ya sus intenciones hablan por sí mismas.
Volviendo a lxs que hacen toda la chamba desinteresadamente, siempre me generan alegría y la valentía de no desacreditarles porque son de izquierda sean socialistas o comunistas. Antes tampoco lo hacía pero trataba les cuestionaba talvés sin entender esta pequeña diferencia que ahora visualizo. Que en la lucha cotidiana, las ideologías no cuentan (siempre y cuando no sea unx fachx o autoritarix de otro tipo), solo el apoyo y el corazón que ponen para resistir juntxs.
Recuerdo que hace unos años veía gente de izquierda lamentándose de haberle hecho la campaña a un presidente que luego en el cargo les traicionó, y es justo eso lo que va a pasar con este nuevo presidente (elegido en caso el fujimorismo no logre ganarle mediante reclamos que son manotazos de ahogadx y de prepotencia) que además de ser conservador es nacionalista. Pero no solo él, sino la mayoría de su partido (por no mencionar a la cabeza principal de su partido que es Vladimir Cerrón que favoreció la represión de la minera Chinalco hacia lxs pobladorxs de Morococha) así como sus nuevxs aliadxs. Si, no es tan distinto a Keiko Fujimori y su gente.
Pero aunque no fuera conservador y nacionalista, seguiría siendo un problema el hecho de apoyar a unx presidente que es igual a unx opresorx, solo que con al legalidad y la aceptación normalizada.
Faltó potenciar la propaganda de la autonomía para que no apoyen ni a Castillo ni a Fujimori, siento que es también parte de nuestra responsabilidad como personas que no creemos ni queremos vivir en un mundo de gobernates y gobernadxs.
El aparato institucional con sus “cambios” a corto plazo, pudo más.
Me siento algo cansadx de esto, ver como ellxs celebran y saber que posteriormente van a lamentarse.
Desde algún lugar en un momento de tristeza y frío